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Mural comunitario en Atotonilco

Por invitación del muralista Cienfuegos, fuimos a su pueblo natal en enero de 2019. El poblado se encuentra a pocos kilómetros del centro de Atlacomulco, y aunque no está legalmente constituído como un municipio, las y los habitantes se reconocen como comunidad mazahua. Aún algunas personas hablan su propia lengua e idioma. En este poblado existe un manantial natural que abastece, en primer lugar al caminante sediento y en segundo lugar los lavaderos colectivos donde las personas, principalmente mujeres, chismean y se comparten a la par que lavan ropa.





Muy cerca del manantial, entre caminos de piedra y tierra, se encuentra la explanada principal del poblado. El muro blanco lateral fue nuestro lienzo.





La forma de trazo fue la siguiente: primero platicamos que plasmar y en que disposición. Se eligió comenzar trazando tres círculos concéntricos; en el interior poner un corazón de nopal y maíces de distintos colores. Alrededor cadenas de ADN, escenas del ecosistema natural de la región, una gota de agua compleja, y por encima, dos venados.


A la derecha se dibujó el manantial y la izquierda el camino del agua hacia un agujero. La parte más bonita es la de hasta abajo, porque ahí las y los niños dibujaron todo lo que quisieron: peces, flores, árboles, personas, casas y muchos colores. Por arriba el universo, la vía láctea, dos flores de cempasuchil (una silvestre y otra comercial) y el entramado complejo neuronal.


El proceso duró dos días. Fue una experiencia muy importante porque tuvimos que gestionar los recursos para llegar y dibujar y dialogar con otros, otras, otroas. Colaborar con las y los niños fue muy curioso y agradable. Fue importante aprender a dejar ser a cada personalidad y propiciar un ambiente de confianza, alegría, colaboración y escucha.

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